Los componentes del vino tinto han despertado el interés del
mundo sanitario y de los consumidores ante la evidencia de sus posibles efectos
beneficiosos para la salud, como ya nos apuntaba Juan Cacho Palomar en su discurso
de ingreso en La Real Academia
de Ciencias Exactas, Físicas, Químicas y Naturales de Zaragoza.
El académico, comentaba la historia de que en 1991 el gran público
americano se enteró, en el transcurso del programa de televisión 60 Minutos, de
que el pueblo francés tenia un riesgo de sufrir CHD mucho menor que el
americano, a pesar de ingerir una dieta alta en grasas, tener niveles elevados
de fumadores y otras causas de riesgo también elevadas, como el peso corporal,
es decir factores de riesgo tan malos como los de USA o de los países del Norte
de Europa. La confirmación de este hecho, que se conoce con el nombre de la
“Paradoja francesa” quedó plenamente establecida en trabajos publicados en
1992.
La comparación de dos trabajos epidemiológicos americano y francés
que relacionaban
la mortalidad y la trombosis coronarias en función de la
tasa de colesterol, puso de manifiesto que había un paralelismo perfecto. Esto
es a mayor contenido en colesterol mayor mortalidad y trombosis. Sin embargo
entre un trabajo y otro existía una diferencia esencial.
Para cada nivel de colesterol en Francia había de un 35% a
un 55% de menos de accidentes o muertes que en USA. La explicación de este
hecho se dio en que en la dieta francesa figuraba el vino, fundamentalmente el
vino tinto, y no en la americana y por la ingesta del alcohol y resto de
componentes le prevenía la enfermedad.
Los resultados de los estudios epidemiológicos se han
confirmado en el proyecto MONICA (monitoring trends of cardiovascular disease),
un Proyecto de la
Oficina Mundial de la Salud realizado en 20 países con la misma metodología
y en otros muchos llevados a cabo posteriormente.
Así, en Dinamarca, Gronbaek y col., en dos estudios uno con
14.000 personas y otro con 33.000 han demostrado que el vino origina una reducción
de cerca del 50% de la mortalidad coronaria o cardiovascular con un consumo de
tres a cinco vasos por día.
También han encontrado una disminución del riesgo de cáncer.
En el estudio francés que todavía esta en curso en la ciudad
de Nancy, sobre una población de 35.000 hombres los resultados son similares. Además
de la protección contra las enfermedades cardiovasculares se ha encontrado un
descenso en la mortalidad por cáncer. Descentro de entre un 10 y un 22% de los
consumidores de 2 a
3 vasos de vino por día en relación a la población abstemia.
Los resultados de estos estudios se refieren a individuos
que regularmente, diariamente, beben las cantidades de vino indicadas. No a la
media de un consumo semanal o mensual.
Otros estudios que se han llevado a cabo en los últimos años
abren perspectivas muy interesantes en relación al consumo moderado de vino. Ya
no se habla únicamente de las enfermedades cardiovasculares sino que se habla
de patologías degenerativas, demencia senil tipo Alzheimer, degeneración senil
de la retina de los ancianos y por supuesto de cáncer. Enfermedades todas ellas
de una gran incidencia y con tendencia a aumentar en un futuro, sobre todo las
primeras a la vista del aumento de la longevidad en la población.
Los polifenoles, en relación a su actividad fisiológica
tienen, entre otros, los siguientes efectos:
Efecto actividad
antiviral y antibacteriana. Se ha encontrado que ciertos flavonoides presentan
actividad frente a virus del grupo gripe, poliomelitis o herpes a través de la acción
inhibidora de la lipoxigenasa.
Por otro lado poseen efecto antibacteriano frente a
Salmonella Shigella y Escherichia
Coli. Es decir el histórico papel del vino como auxiliar
digestivo esta demostrado y los polifenoles erradican bacterias que normalmente
provocan envenenamiento alimentario,
disentería y diarrea.
Efecto a nivel del
tracto gastrointestinal. Los polifenoles actúan en el último tramo del
intestino. Los taninos condensados, tienen una gran capacidad de retener agua
por sus muchos grupos OH, producen un aumento de la masa fecal ya que no son
digeridos y facilitan la eliminación de las heces por su acción humectante. En
esta acción se asemejan a los componentes de las fibras dietéticas.
Actividad
antiinflamatoria y antialérgica. Los compuestos polifenólicos inhiben la liberación
de ácido araquidónico por parte de las células inflamadas. Por esta razón las
enzimas lipoxigenasa y ciclooxigenasa disponen de menor cantidad de sustrato
para la síntesis de los compuestos responsables de la respuesta inflamatoria.
Actividad
antimutagénica y anticarcinogénica. En estudios con animales de laboratorio
se ha comprobado que los flavanoides inhiben la aparición de tumores inducidos químicamente
y parecen proteger al organismo de compuestos mutagénicos. Sin embargo en
humanos los resultados son contradictorios y es necesario profundizar en nuevos
estudios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario