Esta peculiaridad le permite no lucir en su contra etiqueta la distinción de vinos de Sierras de Málaga, pues aun siendo la precursora de la zona vitivinícola, la uva no es reconocida por el organismo.
El protagonismo de esta remodelada etiqueta es la H, siendo unas de las letras que junto a sus cinco hermanos de Finca, completan el apellido del Productor, Schatz, S (Chardonay) C (Pinot Noir) A (Finca Sanguijuela) T (Petit Verdot) y Z (Rosado). Un cambio de aspecto en la imagen de los vinos de esta bodega que aportan un toque muy actual, hermanan a todos entre ellos, marcando un personal trabajo que coincide con el de sus caldos en mi opinión.
Al abrir el vino prestaremos atención al corcho, es largo y grueso y precisa introducir todo el espiral del sacacorchos para evitar sorpresas, el estado del mismo es muy bueno y no esta sudado más allá de un milímetro o dos.
Una vez en la copa, luce elegante color rojo picota que evolucionan a teja, brillante y limpio de capa media. Acercándonos a su perfume, destacan inicialmente notas mentoladas como el eucalipto y la menta, notas de hierbas aromáticas como el hinojo y lavanda. Cacao, especias, cedro, tabaco de pipa y ciruelas negras maduras aparecen al final de forma sutil, siempre bajo el dominio de las notas mentoladas y las plantas esenciales.
En boca este vino tiene una especial delicadeza en su entrada, es fresco, estructurado y con final largo que recuerda su perfume. Un vino que recuerda su edad y que no tiene complejos sobre la moda actual de vinos juveniles pues su elegancia y complejidad, reinan en armonía.
Salud.
Raúl de los Santos
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