Fantástico artículo publicado en Magazine de La Vanguardia. Gracias!
Decir que la serranía de Ronda es un lugar privilegiado y casi mágico no es
descubrir nada nuevo. Ha estado habitada desde el neolítico. Celtas, fenicios,
griegos, romanos, visigodos, musulmanes… una rica historia trufada de poetas
andalusíes, cantaores, toreros, bandoleros y librepensadores, en un paisaje
inspirador con gentes acogedoras y con duende, que siempre ha atraído a artistas
y mentes sensibles. Así que no es raro que el viticultor Friedrich
Schatz, a comienzos de los ochenta, decidiera dejar su Alemania natal
para iniciar un nuevo proyecto vital y vinícola en esta tierra.
Fue
pionero en recuperar una tradición perdida de vinos rondeños y sobre todo en
métodos radicales de agricultura ecológica y prácticas biodinámicas, casi
desconocidas o despreciadas en aquellos años. De la explotación familiar de tres
hectáreas nacen seis vinos muy diferentes, todos interesantes, pero es este
Acinipo la joya más preciada del tesoro.
El nombre
viene de un antiguo asentamiento antecesor de la actual Ronda, donde los
vestigios más importantes son de un hermoso teatro romano. La uva elegida para
este evocador y único vino es la lemberger, variedad originaria de la zona del
Danubio y hoy cultivada en Austria, Hungría y Alemania, aclimatada en la sierra
malagueña con magnífico resultado. Muy vivo y firme en su delicadeza a los ocho
años de su cosecha, con recuerdos de cerezas ácidas muy maduras, pastillas
Juanola, pimienta verde, chocolate con cereales, espliego y cidra. Digestivo,
encantador y natural. Requiebro y solemne emoción. Wagner por fandangos.
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