2/12/13

Diez razones para una alimentación ecológica y de proximidad III

Tercera razón: la agricultura ecológica enfría el planeta, mitiga el cambio climático.

 Uno de los grandes problemas de la humanidad en la actualidad es el cambio climático antropogénico. De la responsabilidad social del mismo ya no cabe la menor duda. Así acaba de hacerlo saber el IPPC3 que es la organización mundial dependiente de la ONU que emite informes periódicos alertando del avance del mismo y de las temibles consecuencias que se nos vienen encima. Entre ellas este tiempo atmosférico errático y,
en nuestro caso, seco y esa potencia inusitada de los huracanes como el que acaba de asolar las Filipinas. Para colocarnos en un escenario de emisiones que no haga subir las temperaturas 2ºC de media respecto a la era preindustrial, que acarrearía consecuencias catastróficas, impredecibles e irreversibles (cambio en la corriente del golfo, pérdida de hielo en Groenlandia, emisiones de metano por la retirada del permafrost, etc.), el aumento de las emisiones globales tiene que invertirse antes de 2020 para entonces pasar a un rápido descenso y llegar a cero emisiones en 2070, según ha pronosticado el susodicho V Informe del IPPC.

Sabemos que el conjunto de la actividad agroalimentaria es responsable en la actualidad de más del 50% de las emisiones de gases de invernadero. Contamos desde el campo a la mesa. Es decir: deforestación, químicos, procesado, envasado, refrigeración, transporte, etc. Tres son los medios principales por los que se emiten estos gases: la deforestación, el uso de energías fósiles consumidas en los fertilizantes, pesticidas y
procesados y el usado en el transporte y el metano emitido por la ingente ganadería. Por eso advierte el último Informe del IPPC citado que “Cuanto más combustibles fósiles quememos y más deforestemos peores serán las consecuencias”. En efecto, los bosques almacenan, sólo en su cobertura vegetal, 300 mil millones de toneladas de bióxido de carbono, lo que equivale a casi 40 veces las emisiones anuales de este gas producidas por la quema de combustibles fósiles, como el carbón y el petróleo. Cuando un bosque
es destruido, el carbono almacenado se libera a la atmósfera mediante la descomposición o la combustión de los residuos vegetales.

La agricultura ecológica de proximidad reduce enormemente las emisiones de gases invernadero pues no recorren sus productos los miles de kilómetros que lo hacen los convencionales, no usan sustancia químicas que consumen mucha energía y emiten muchos gases de invernadero en su fabricación y usan una maquinaria menos consumidora de energía. Pero además, el suelo fértil que mantienen tiene más capacidad de capturar carbono y agua que en la agricultura convencional.

Si a la agricultura ecológica unimos el mejoramiento de la dieta humana en el sentido de obtener los nutrientes que necesita provenientes en mayor proporción de procedencia vegetal, necesitaríamos menos ganadería y esto contribuiría a enfriar el planeta. Como dice Raigón en la obra citada: “En los países desarrollados las dietas han cambiado significativamente en los últimos 50 años (se ha pasado) de una dieta basada principalmente en alimentos de origen vegetal, bajos en grasas y pocos refinados a otra basada en alimentos altamente refinados con un incremento en el consumo de grasas animales (…) Aunque se aprecia que la cantidad total de proteínas es idéntica a la que se consumía hace 50 años”. La dieta ha empeorado notablemente, es menos saludable y está llena de venenos cuyos efectos a largo plazo desconocemos.
Por tanto una agricultura y un consumo ecológicos de proximidad, unida una dieta más vegetariana, ayudaría a enfriar el planeta.

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