20/8/12

El Acinipo vuelve al mar


Nos gusta recordar como los antiguos romanos transportaban  el vino desde la Hispania de aquellos tiempos hasta Roma por el mediterráneo, allí iba el vino que se hacia en Ronda (ACINIPO)  dentro de ánforas de barro con base en punta, para que clavada en la arena de la bodega del barco resistiera los embites del mar y las mareas. Casi como de leyenda es que no todos esos barcos llegaban a puerto y se hundían, el vino entonces se unía con la mar.

Hace ya un tiempo leímos la noticia  que relataba como se estaban recuperando botellas de vino de barcos hundidos ha principios de siglo, en perfecto estado y esto hizo que muchos que se plantearan como seria la crianza bajo mar.   Fueron los bodegueros gallegos  aprovechando los bateas mejilloneras del atlántico, sumergieron los primeros jaulones llenos de botellas.



A nosotros se nos torna entrañable la idea de que  nuestro vino Acinipo vuelva al Mediterráneo, curiosamente en su etiqueta porta la H  de (Schatz) pero también tiene significado de la H de Hispania. Esta, una pequeña locura que solo encuentra salida en la energía de dos apasionados emprendedores.



Uno, nuestro amigo Antonio Martinez un apasionado de vino y de la mar, fue viendo el tema cada vez más claro. Lo que ha nosotros nos parecía algo  terriblemente  complicado de tramitar, Antonio se encargo de resolver con increíble habilidad.

El otro Federico, en la que su pasión  es el vino, no tanto la mar, que ya como es sabido los Schatz son más de tierra adentro, pero muy adentro.  Para esta aventura estaba claro que iba a brillar “la joya de la corona”  de diferentes añadas ( 2004, 2005, 2006) fue el elegido para sumergirse en el mediterraneo, frente a las costas de Marbella. 



A más de 20 metros de profundidad  donde las condiciones térmicas son bastante uniformes, entre 14 y 18ºC  reposara nuestro Acinipo.  Iremos sacando muestras periódicamente para ir valorando la evolución de este, realizando análisis organolépticos y químicos, así como  para ir catando, disfrutando, y comparando como evoluciona.

Nos preparamos para 30 junio, llenamos un jaulón  con los diferentes añadas y también unas cajas anexas a este que serán las muestras.
Antonio con su hijo Jaime  serán los submarinistas que acompañaran al jaulón al fondo y el resto les esperará en el barco.
Madrugamos ese sábado para llegar a buena hora al puerto donde ya nos esperaba, el patrón del barco Manolo Silva, un gallego sereno  y innovador que tiene la  explotación de mejillones  “Cultivos Marítimos de Andalucía” en la costa de Marbella donde descansará el vino.

Todo listo, Federico y su padre a pie de barco, los submarinistas preparamos, el patrón y dos marineros listos, todo parecía perfectamente en orden, pero la mar tiene sus guiños y  estaba de poniente.
Los que no conocemos mucho el mar nos parece el mediterraneo una “balsa de aceite”, pero de poniente y mar adentro la cosa cambia.



No puedo evitar una sonrisa imaginándome a Federico y su padre en el barco, manteniendo una calma tensa, cuando veían las olas  de más  de 2 metros, y sintiendo sin descanso el vaivén del barco, el patrón y los marineros tan tranquilos, ¡claro!

Por lo tanto la idílica inmersión, resulto ser un poco más movida de lo imaginado, pero ahí estaba el patrón Manolo a pie de grúa con la calma que caracteriza a los gallegos, para llevar el vino a su lugar exacto, custodiado por Antonio y Jaime.

La operación fue un éxito y remataron la faena comiendo unos mejillones recién cogidos todos juntos  en el barco, bañados esta vez, por el Acinipo.





En principio, nuestra pretensión  no es otra que aprender, investigar e explorar las diferentes características organolépticas de los vinos con crianza en la mar y en la tierra. Vincular la sierra con la mar y  disfrutar,  que como decía Schiller “El vino no inventa nada. Sólo hace charlar sobre ello”.

Pero cuando se inicia un camino nunca se sabe a donde te va a llevar… os seguiremos relatando la hoja de ruta para que os perdáis esta aventura.


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